Espolón Frendo a la Aiguille du Midi (1.281 m, V, mixto, 85º)
Es día 12 de julio y seguimos con anticiclón en Chamonix... Son las 10 am de la mañana y acabamos de llegar en con el autobús que viene de Les Houches.
Sí, acabamos de bajar de Niu du Aigle, después de escalar la Innominta al Mont Blanc, pero los días de anticiclón se acaban y nuestras vacaciones también. Xavi coge el autobús que va a Courmayeur para recoger nuestro coche que quedó aparcado en el camping hace tres días y nos encarga preparar la próxima actividad... Antonio y yo vamos dándole vueltas a ver que podemos hacer durante estos últimos días...
Comentamos que igual vale la pena descansar y hacer algo facilito, ya que llevamos casi dos semanas de un no parar entre Pirineos y Alpes... Comenzamos a whapsapear con nuestros amigos y Alex, que se encuentra en Pekín trabajando, nos da el chispazo... Nos dice que el Espolón Frendo es una actividad rápida si vamos bien de fuerzas... que él la hizo y disfruto mucho. Nos vamos directos a la casa de la montaña de Chamonix y nos informamos sobre la actividad.
Todo cuadra, condiciones, tiempo y ganas. Avisamos a Xavi que no se entretenga porque ya tenemos actividad y tenemos que coger, como muy tarde a las 17h30, el teleférico de l'Aiguille du Midi...
Xavi llega sobre las 16h y en poco menos de una hora y media rehacemos mochilas, compramos comida en el super y nos metemos a toda prisa en el último teleférico del día...
Nos bajamos en la estación intermedia de Pla de l'Aiguille y discutimos para encontrar un buen emplazamiento para hacer un vivac cómodo. No nos ponemos de acuerdo, yo quiero ir a las campas de hierba al lado izquierdo y próximas a la estación, para recoger a la bajada el material sin necesidad de caminar mucho, pero Antonio insiste que mejor acercarse a la pared. Nos acercamos a la pared y buscamos una zona herbosa bastante plana, desde la que intentamos divisar la vía sin éxito, debido a una nubosidad persistente en la pared. Más tarde con Antonio nos vamos a ver el camino hacia el espolón y observar la mejor zona para cruzar el descompuesto y peligroso glaciar de los Pelerins, muy expuesto a desprendimientos y que deberemos cruzar de noche. Vamos a preparar la cena y el hornillo Jetboil, nuevo de trinca de Xavi, no es capaz de inflamar la nueva carga de propano y gas que hemos subido y no tenemos mechero. El cuscús espera en el envase y tiene pinta de que no vamos a poder cocinar. Al final decidimos remontar el camino y buscar a una pareja de ingleses que están vivaqueando y ya se encuentran en los sacos, para ver si nos prestan un mechero...
Please can you leave me a lighter? Se miran entre ellos, pensando que vaya pardillos no subir un par de mecheros por si acaso... Finalmente nos lanzan un mechero que dicen que no hace falta que les devolvamos... Salvados! Ya tenemos cucús y desayuno... Nos vamos a dormir pronto!
Durante la noche me tengo que abrigar, porque el saco vintage Blackstone de unos 40 años, que he heredado de mi gran compañero de cordada Pep, está aligerado de pluma y recortado por los hombros, ya no da para mucho más...
Tocan las 3 am, que obsesión con esta hora que no paramos de programar todos los días para levantarnos...! La noche está despejada, recogemos y vamos a coger nieve para fundir agua para desayunar, pero sugiero utilizar una botella de agua abandonada, que nos va a ahorrar mucho tiempo, que nos encontramos ayer junto al vivac. Dudamos de si igual no es acertado y la acabamos liando con alguna diarrea durante la escalada, pero al final la hervimos bien y preparamos tres capuchinos... Cuando partimos ya vemos unas luces en la pared... Que madrugadores, deben de ser guías que conocen el camino...
Nosotros partimos poco a poco y en breve nos tenemos que quitar parte de la ropa. Nos hemos abrigado demasiado, aunque es lo normal porque cuando te levantas del vivac siempre tienes frío y te acabas abrigando demasiado y luego cuando comienzas a caminar te sobra todo.
Cruzamos el glaciar y nos encaramos, aún de noche, a las primeras rampas heladas para dar continuidad a la roca. Empieza a amanecer justo cuando llegamos a la primera placa de IV, donde decidimos encordarnos -en un par de largos más nos alcanzan dos polacos e iremos toda la escalada adelantándonos continuamente-.
Desde aquí una sucesión de largos nos llevan hasta un punto en el que dudamos por dónde tirar. Al final la lógica nos lleva por el buen camino. Llegamos a un largo con un paso complicado con un pitón, para ir con bota rígida y finalmente tengo que desistir y bordear por la derecha. Seguimos un gran tramo al ensamble para ganar velocidad porque baja la dificultad y más adelante Xavi decide coger por un largo el relevo y se encuentra en un paso complicado que acaba superando en A1... Está claro que era por la izquierda... Más adelante cojo el relevo y nos encontramos en unas fisuras muy bonitas y con mucho ambiente que finalmente dan acceso a la izquierda a una plataforma rocosa que desemboca en el glaciar.
Aquí empieza la zona de hielo, por lo que nos equipamos con crampones, piolets y tornillos. Sale Antonio primero y remontamos la primera pala, no muy helada que da acceso a la arista que desemboca en el riñón rocoso. En la arista la nieve pasa a ser hielo y la pendiente va aumentando de forma significativa. Nos encordados y vamos en ensamble y metiendo algún tornillo, porque la pendiente es muy pronunciada y un resbalón de uno de nosotros nos arrastraría a todos.
Llegados a la altura del riñón, cambiamos y cojo el turno de primero. Esquivamos el riñón por la derecha, que es la zona con mayor pendiente (85º) pero más segura porque no le toca tanto el sol. Avanzamos en ensamble, pero voy montando reuniones cuando se me acaban los tornillos de hielo, para recuperar el material. El hielo está duro y hay que clavar con persistencia las piolets y crampones, exigiendo un considerable esfuerzo, en los 400 m de desnivel de estas pendientes heladas que no dejan un lugar cómodo para descansar. Los largos de cuerda se van repitiendo y monto una reunión en el hielo, muy colgada junto a la pared del riñón. Desde aquí flanqueo a la derecha para alejarnos de la pared del riñón e ir a buscar la arista de la Aiguille du Midi. Me queda un largo de cuerda y ya llego a la arista, no sin mirar antes el relog. Son las 17h40 cuando salto la arista para asegurar a mis compañeros. El último teleférico de la Aiguille du Midi sale a las 18h...
Ha entrado algo de niebla y los últimos alpinistas que vienen por la ruta normal de la arista, van subiendo a buen ritmo para no perderlo. Llega Xavi y le digo que se desencuerde y salga corriendo por la arista para avisar a los del teleférico que nos esperen. No tengo ganas de vivaquear en las instalaciones de l'Aiguille du Midi, entre otras cosas porque no llevamos ni comida, ni saco, ni funda vivac... Xavi desaparece como un rayo y llega Antonio y le explico que solo tenemos 10 minutos para recorrer los 100 m de distancia y 50 de desnivel para llegar a la estación situada en la parte más alta de la arista a 3.800 m. Hacemos un ovillo con las cuerdas que llevamos entre los brazos y salimos a toda máquina con el corazón en la boca por la estrecha arista... No hay tiempo ni para recuperar... Por fin llegamos al túnel helado casi sin aliento y Xavi nos está esperando y diciendo que en 1 minuto se va el teleférico. Los crampones se resisten a salir y al final saltamos la valla y corremos por los túneles como si de una cursa de obstáculos se tratara.
Llegamos "in extremis" unos segundos antes y el operador de cabina decide abrir las puertas y entramos con todo el material y cuerdas en las manos, ya sin aliento en un cabina llena de rezagados que han apurado a coger el último teleférico del día... La gente nos aplaude como si hubiésemos cruzado la meta, porque hacia tan solo 20 minutos nos habían visto en la arista ... Vaya forma de acabar la vía... A las 18h30 ya estábamos en Chamonix... Es como entrar en xoc, porque hacía tan solo una hora estábamos escalando el último largo del Frendo y ahora aparecemos con todos los cacharros aún colgados en plena civilización...
La vía ha sido muy completa y espectacular, con largos de hielo bastante técnicos por encontrarse el hielo bastante duro. La primera parte del espolón tiene buena roca y compacta. Escalamos con bota, pero consideramos que con pies de gato se ganaría velocidad. No hay que entretenerse en esta vía si queremos salir en el día, porque cuando se entra en la zona de hielo no hay lugar para montar un vivac y casi descansar, debido a la verticalidad y los pocos lugares cómodos. En la plataforma anterior a la nieve es un buen lugar de vivac, antes de comenzar la zona de hielo y nieve.
Por la noche unas cervezas, una fondue y unas pizzas nos valen para celebrar las dos últimas actividades en el macizo del Mont Blanc...
Ah, al día siguiente Xavi cogió el primer teleférico para subir a buscar nuestro material de vivac a esa explanada alejada de la estación...
Con esta acabamos nuestra última actividad de estás casi dos semanas, que empezamos en la Vía Directa al pico Abadias.
Un total de 13 h para realizar la actividad número 62, del libro de las 100 mejores ascensiones del Macizo del Mont Blanc de Gaston Rébuffat (Rébuffat, G. (1973). Le Massif du Mont Blanc. Les 100 plus belles courses. Denöel. Paris.
Xavi, Antonio y Ciscu
Sí, acabamos de bajar de Niu du Aigle, después de escalar la Innominta al Mont Blanc, pero los días de anticiclón se acaban y nuestras vacaciones también. Xavi coge el autobús que va a Courmayeur para recoger nuestro coche que quedó aparcado en el camping hace tres días y nos encarga preparar la próxima actividad... Antonio y yo vamos dándole vueltas a ver que podemos hacer durante estos últimos días...
Comentamos que igual vale la pena descansar y hacer algo facilito, ya que llevamos casi dos semanas de un no parar entre Pirineos y Alpes... Comenzamos a whapsapear con nuestros amigos y Alex, que se encuentra en Pekín trabajando, nos da el chispazo... Nos dice que el Espolón Frendo es una actividad rápida si vamos bien de fuerzas... que él la hizo y disfruto mucho. Nos vamos directos a la casa de la montaña de Chamonix y nos informamos sobre la actividad.
Todo cuadra, condiciones, tiempo y ganas. Avisamos a Xavi que no se entretenga porque ya tenemos actividad y tenemos que coger, como muy tarde a las 17h30, el teleférico de l'Aiguille du Midi...
Xavi llega sobre las 16h y en poco menos de una hora y media rehacemos mochilas, compramos comida en el super y nos metemos a toda prisa en el último teleférico del día...
Nos bajamos en la estación intermedia de Pla de l'Aiguille y discutimos para encontrar un buen emplazamiento para hacer un vivac cómodo. No nos ponemos de acuerdo, yo quiero ir a las campas de hierba al lado izquierdo y próximas a la estación, para recoger a la bajada el material sin necesidad de caminar mucho, pero Antonio insiste que mejor acercarse a la pared. Nos acercamos a la pared y buscamos una zona herbosa bastante plana, desde la que intentamos divisar la vía sin éxito, debido a una nubosidad persistente en la pared. Más tarde con Antonio nos vamos a ver el camino hacia el espolón y observar la mejor zona para cruzar el descompuesto y peligroso glaciar de los Pelerins, muy expuesto a desprendimientos y que deberemos cruzar de noche. Vamos a preparar la cena y el hornillo Jetboil, nuevo de trinca de Xavi, no es capaz de inflamar la nueva carga de propano y gas que hemos subido y no tenemos mechero. El cuscús espera en el envase y tiene pinta de que no vamos a poder cocinar. Al final decidimos remontar el camino y buscar a una pareja de ingleses que están vivaqueando y ya se encuentran en los sacos, para ver si nos prestan un mechero...
Please can you leave me a lighter? Se miran entre ellos, pensando que vaya pardillos no subir un par de mecheros por si acaso... Finalmente nos lanzan un mechero que dicen que no hace falta que les devolvamos... Salvados! Ya tenemos cucús y desayuno... Nos vamos a dormir pronto!
Durante la noche me tengo que abrigar, porque el saco vintage Blackstone de unos 40 años, que he heredado de mi gran compañero de cordada Pep, está aligerado de pluma y recortado por los hombros, ya no da para mucho más...
Tocan las 3 am, que obsesión con esta hora que no paramos de programar todos los días para levantarnos...! La noche está despejada, recogemos y vamos a coger nieve para fundir agua para desayunar, pero sugiero utilizar una botella de agua abandonada, que nos va a ahorrar mucho tiempo, que nos encontramos ayer junto al vivac. Dudamos de si igual no es acertado y la acabamos liando con alguna diarrea durante la escalada, pero al final la hervimos bien y preparamos tres capuchinos... Cuando partimos ya vemos unas luces en la pared... Que madrugadores, deben de ser guías que conocen el camino...
Nosotros partimos poco a poco y en breve nos tenemos que quitar parte de la ropa. Nos hemos abrigado demasiado, aunque es lo normal porque cuando te levantas del vivac siempre tienes frío y te acabas abrigando demasiado y luego cuando comienzas a caminar te sobra todo.
Cruzamos el glaciar y nos encaramos, aún de noche, a las primeras rampas heladas para dar continuidad a la roca. Empieza a amanecer justo cuando llegamos a la primera placa de IV, donde decidimos encordarnos -en un par de largos más nos alcanzan dos polacos e iremos toda la escalada adelantándonos continuamente-.
Desde aquí una sucesión de largos nos llevan hasta un punto en el que dudamos por dónde tirar. Al final la lógica nos lleva por el buen camino. Llegamos a un largo con un paso complicado con un pitón, para ir con bota rígida y finalmente tengo que desistir y bordear por la derecha. Seguimos un gran tramo al ensamble para ganar velocidad porque baja la dificultad y más adelante Xavi decide coger por un largo el relevo y se encuentra en un paso complicado que acaba superando en A1... Está claro que era por la izquierda... Más adelante cojo el relevo y nos encontramos en unas fisuras muy bonitas y con mucho ambiente que finalmente dan acceso a la izquierda a una plataforma rocosa que desemboca en el glaciar.
Aquí empieza la zona de hielo, por lo que nos equipamos con crampones, piolets y tornillos. Sale Antonio primero y remontamos la primera pala, no muy helada que da acceso a la arista que desemboca en el riñón rocoso. En la arista la nieve pasa a ser hielo y la pendiente va aumentando de forma significativa. Nos encordados y vamos en ensamble y metiendo algún tornillo, porque la pendiente es muy pronunciada y un resbalón de uno de nosotros nos arrastraría a todos.
Llegados a la altura del riñón, cambiamos y cojo el turno de primero. Esquivamos el riñón por la derecha, que es la zona con mayor pendiente (85º) pero más segura porque no le toca tanto el sol. Avanzamos en ensamble, pero voy montando reuniones cuando se me acaban los tornillos de hielo, para recuperar el material. El hielo está duro y hay que clavar con persistencia las piolets y crampones, exigiendo un considerable esfuerzo, en los 400 m de desnivel de estas pendientes heladas que no dejan un lugar cómodo para descansar. Los largos de cuerda se van repitiendo y monto una reunión en el hielo, muy colgada junto a la pared del riñón. Desde aquí flanqueo a la derecha para alejarnos de la pared del riñón e ir a buscar la arista de la Aiguille du Midi. Me queda un largo de cuerda y ya llego a la arista, no sin mirar antes el relog. Son las 17h40 cuando salto la arista para asegurar a mis compañeros. El último teleférico de la Aiguille du Midi sale a las 18h...
Ha entrado algo de niebla y los últimos alpinistas que vienen por la ruta normal de la arista, van subiendo a buen ritmo para no perderlo. Llega Xavi y le digo que se desencuerde y salga corriendo por la arista para avisar a los del teleférico que nos esperen. No tengo ganas de vivaquear en las instalaciones de l'Aiguille du Midi, entre otras cosas porque no llevamos ni comida, ni saco, ni funda vivac... Xavi desaparece como un rayo y llega Antonio y le explico que solo tenemos 10 minutos para recorrer los 100 m de distancia y 50 de desnivel para llegar a la estación situada en la parte más alta de la arista a 3.800 m. Hacemos un ovillo con las cuerdas que llevamos entre los brazos y salimos a toda máquina con el corazón en la boca por la estrecha arista... No hay tiempo ni para recuperar... Por fin llegamos al túnel helado casi sin aliento y Xavi nos está esperando y diciendo que en 1 minuto se va el teleférico. Los crampones se resisten a salir y al final saltamos la valla y corremos por los túneles como si de una cursa de obstáculos se tratara.
Llegamos "in extremis" unos segundos antes y el operador de cabina decide abrir las puertas y entramos con todo el material y cuerdas en las manos, ya sin aliento en un cabina llena de rezagados que han apurado a coger el último teleférico del día... La gente nos aplaude como si hubiésemos cruzado la meta, porque hacia tan solo 20 minutos nos habían visto en la arista ... Vaya forma de acabar la vía... A las 18h30 ya estábamos en Chamonix... Es como entrar en xoc, porque hacía tan solo una hora estábamos escalando el último largo del Frendo y ahora aparecemos con todos los cacharros aún colgados en plena civilización...
La vía ha sido muy completa y espectacular, con largos de hielo bastante técnicos por encontrarse el hielo bastante duro. La primera parte del espolón tiene buena roca y compacta. Escalamos con bota, pero consideramos que con pies de gato se ganaría velocidad. No hay que entretenerse en esta vía si queremos salir en el día, porque cuando se entra en la zona de hielo no hay lugar para montar un vivac y casi descansar, debido a la verticalidad y los pocos lugares cómodos. En la plataforma anterior a la nieve es un buen lugar de vivac, antes de comenzar la zona de hielo y nieve.
Por la noche unas cervezas, una fondue y unas pizzas nos valen para celebrar las dos últimas actividades en el macizo del Mont Blanc...
Ah, al día siguiente Xavi cogió el primer teleférico para subir a buscar nuestro material de vivac a esa explanada alejada de la estación...
Con esta acabamos nuestra última actividad de estás casi dos semanas, que empezamos en la Vía Directa al pico Abadias.
Un total de 13 h para realizar la actividad número 62, del libro de las 100 mejores ascensiones del Macizo del Mont Blanc de Gaston Rébuffat (Rébuffat, G. (1973). Le Massif du Mont Blanc. Les 100 plus belles courses. Denöel. Paris.
Xavi, Antonio y Ciscu
El espolón del Frendo a la izquierda, que no se quiere dejar ver. |
En el vivac. |
Antonio volviendo a meditar ante la vía. |
Por fin cocinamos. |
Al final se descubre el espolón Frendo. |
Parte final de la vía. En el centro se observa la arista para después esquivar el riñón rocoso por la derecha. |
L'Aiguille du Midi. Nuestro objetivo final. |
Luces en l'Aiguille du Midi |
Luces de escaladores en la pared y en l'Aiguille du Midi. |
Primera reunión en la pared. |
Primer largo de cuerda. |
Por aquí no es. Bajo y flanqueamos por la derecha. |
Largos en ensamble. |
Seguimos ensamblando largos. |
Llegamos a la altura del sérac. |
Llegamos a la plataforma que da acceso al glaciar. |
Primera rampa de nieve. |
En la arista. |
Huella en la arista que sube hasta el riñón rocoso. |
Subiendo la empinada arista con los polacos por detrás. |
Antonio el fotógrafo de la salida. |
Xavi |
Ciscu |
Antonio sigue de primero. |
Hielo duro antes de llegar al riñón rocoso. |
Flanqueando a la derecha del riñón rocoso. |
Cambio de turno. |
Flanqueo sobre hielo duro a un par de largos de la arista. |
En la reunión colgada. |
Esto no se acaba y se nos va a escapar el teleférico. |
A pocos metros de la arista de l'Aiguille du Midi. |
Llegando a la arista de l'Aiguille du Midi. |
El el túnel de hielo sacándonos los crampones. |
Al final lo conseguimos... |
Ciscu, Xavi y Antonio en Chamonix después del esprint final. |
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