Amigdala y control del miedo en la escalada...
Recientemente leía un artículo http://desnivel.com/escalada-roca/escaladores/estudian-el-cerebo-de-alex-honnold-no-experimenta-miedo-como-nostoros, donde aparecía el escalador estadounidense Alex Honnold, en el que analizaban la respuesta cognitiva de su cerebro mediante resonancias magnéticas, ante situaciones de riesgo comparadas con otros escaladores.
Los que nos gusta este deporte vertical, conocemos las proezas, en solo integral, de este escalador en algunas paredes míticas de EEUU, concretamente Yosemite, y como afronta las dificultades extremas de algunos pasos de escalada sin ningún tipo de protección. En un primer momento podemos pensar en la capacidad de autocontrol que debemos de tener para gestionar con garantías cualquier situación límite en la que cualquier error significa un resultado fatal para el escalador. Pero claro, no estamos hablando de gestionar una situación de riesgo en la que aparece de forma repentina y la debemos afrontar sin más. Alex, elige esta actividad de forma voluntaria y como una elección personal sin que esto sea una situación que aparezca de repente. Es sorprendente observar como realiza los gestos de forma automática, sin titubear a la hora de realizar los difíciles pasos de escalada, mientras que los estamos al otro lado de la pantalla nos sudan las manos y empatizamos rápidamente con la situación, aunque sabemos que no va a pasar nada, sufrimos como si fuésemos nosotros mismos los que estamos escalando. Es decir, sentimos el miedo que él no siente. ¿Cómo puede ser que Alex no sienta miedo?
Vamos a tratar de explicarlo:
El sistema límbico está compuesto, anatómicamente, por una serie de estructuras corticales y subcorticales interconectadas entre ellas, donde es el subsistema de la amígdala el que se encuentra relacionado con la información emocional. La amígdala tiene una forma de almendra y se encuentra en el interior del hipocampo.
La amígdala es la encargada de enviar información al hipotálamo y el tronco del encéfalo como respuesta conductual ante cualquier situación emocional y es informada por el tálamo y las cortezas sensoriales. Es decir, es la responsable de dar respuesta a cualquier situación recibida por nuestro sistema sensorial.
Algunos experimentos realizados, para delimitar las bases neuronales al condicionamiento sobre la respuesta al miedo, llevan a la conclusión de que la amígdala necesita recibir información del exterior para analizar la situación, y si este estímulo recibido se considera peligroso o amenazante, dará una respuesta de miedo. Esta información puede llegar mediante dos vías, una rápida o vía inferior y otra lenta o vía superior. La vía rápida no procesa la información recibida, dando una respuesta autónoma o no controlada -por ejemplo un sobresalto sobre algo que pasa de repente- y va desde el tálamo a la amígdala, sin pasar por la corteza cerebral. La vía lenta envía la información desde el tálamo a la corteza cerebral, donde se realiza un procesamiento de la información y después es enviada a la amígdala, para dar una respuesta conductual o endocrina.
Por lo tanto, cuando escalamos estamos trabajando por la vía lenta o superior, debido a que se produce un procesamiento de la información en la corteza cerebral, informada por el tálamo y previamente por nuestro sistema perceptivo, que después va informando a la amígdala proporcionando la respuesta conductual que requiere cada situación.
Según mis conclusiones, Alex Honnold, no presenta ningún tipo de anomalía en su sistema límbico. Posiblemente tenga un umbral de interpretación del miedo, en su corteza cerebral, mucho más elevado que el resto de escaladores, por lo que la respuesta conductual de su amígdala no es de miedo sino de autocontrol y para él, esta actividad de solo integral, no la considerada como amenazante ni peligrosa. Este mismo autocontrol es el que observamos cuando escalamos vías fáciles, en las que nos encontramos cómodos y nuestro sistema límbico no determina que hay ni amenaza ni peligro, aunque consideramos igualmente que debemos de ir encordados por una cuestión de seguridad.
Por lo tanto, para analizar el tema de aceptar el riesgo de escalar sin cuerda, deberíamos tener en cuenta otras variables, posiblemente más relacionadas con la personalidad del escalador, y por supuesto descartando lesiones en el sistema límbico.
Los que nos gusta este deporte vertical, conocemos las proezas, en solo integral, de este escalador en algunas paredes míticas de EEUU, concretamente Yosemite, y como afronta las dificultades extremas de algunos pasos de escalada sin ningún tipo de protección. En un primer momento podemos pensar en la capacidad de autocontrol que debemos de tener para gestionar con garantías cualquier situación límite en la que cualquier error significa un resultado fatal para el escalador. Pero claro, no estamos hablando de gestionar una situación de riesgo en la que aparece de forma repentina y la debemos afrontar sin más. Alex, elige esta actividad de forma voluntaria y como una elección personal sin que esto sea una situación que aparezca de repente. Es sorprendente observar como realiza los gestos de forma automática, sin titubear a la hora de realizar los difíciles pasos de escalada, mientras que los estamos al otro lado de la pantalla nos sudan las manos y empatizamos rápidamente con la situación, aunque sabemos que no va a pasar nada, sufrimos como si fuésemos nosotros mismos los que estamos escalando. Es decir, sentimos el miedo que él no siente. ¿Cómo puede ser que Alex no sienta miedo?
Vamos a tratar de explicarlo:
El sistema límbico está compuesto, anatómicamente, por una serie de estructuras corticales y subcorticales interconectadas entre ellas, donde es el subsistema de la amígdala el que se encuentra relacionado con la información emocional. La amígdala tiene una forma de almendra y se encuentra en el interior del hipocampo.
La amígdala es la encargada de enviar información al hipotálamo y el tronco del encéfalo como respuesta conductual ante cualquier situación emocional y es informada por el tálamo y las cortezas sensoriales. Es decir, es la responsable de dar respuesta a cualquier situación recibida por nuestro sistema sensorial.
Algunos experimentos realizados, para delimitar las bases neuronales al condicionamiento sobre la respuesta al miedo, llevan a la conclusión de que la amígdala necesita recibir información del exterior para analizar la situación, y si este estímulo recibido se considera peligroso o amenazante, dará una respuesta de miedo. Esta información puede llegar mediante dos vías, una rápida o vía inferior y otra lenta o vía superior. La vía rápida no procesa la información recibida, dando una respuesta autónoma o no controlada -por ejemplo un sobresalto sobre algo que pasa de repente- y va desde el tálamo a la amígdala, sin pasar por la corteza cerebral. La vía lenta envía la información desde el tálamo a la corteza cerebral, donde se realiza un procesamiento de la información y después es enviada a la amígdala, para dar una respuesta conductual o endocrina.
Por lo tanto, cuando escalamos estamos trabajando por la vía lenta o superior, debido a que se produce un procesamiento de la información en la corteza cerebral, informada por el tálamo y previamente por nuestro sistema perceptivo, que después va informando a la amígdala proporcionando la respuesta conductual que requiere cada situación.
Según mis conclusiones, Alex Honnold, no presenta ningún tipo de anomalía en su sistema límbico. Posiblemente tenga un umbral de interpretación del miedo, en su corteza cerebral, mucho más elevado que el resto de escaladores, por lo que la respuesta conductual de su amígdala no es de miedo sino de autocontrol y para él, esta actividad de solo integral, no la considerada como amenazante ni peligrosa. Este mismo autocontrol es el que observamos cuando escalamos vías fáciles, en las que nos encontramos cómodos y nuestro sistema límbico no determina que hay ni amenaza ni peligro, aunque consideramos igualmente que debemos de ir encordados por una cuestión de seguridad.
Por lo tanto, para analizar el tema de aceptar el riesgo de escalar sin cuerda, deberíamos tener en cuenta otras variables, posiblemente más relacionadas con la personalidad del escalador, y por supuesto descartando lesiones en el sistema límbico.
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