Asesinato en el campo base del Nanga Parbat


Son siempre los inocentes los que pagan las injusticias de un mundo polarizado. En esta ocasión les ha tocado a un colectivo, como muchos otros, ajeno a cualquier tipo de interés político, económico, religioso o cultural. Tan solo el interés por practicar un deporte o una filosofía de vida diferente, como es la de viajar, caminar o escalar las grandes montañas de la cordillera del Karakorum. Esto y el hecho de ser occidentales, les ha condenado a un final inesperado y cruel. Sus asesinos les han sesgado sus vidas de una forma brutal, un riesgo objetivo que no contemplaban.

Como en tantas otras ocasiones, la guerra destruye y aplica sus reglas más voraces sobre los más vulnerables: niños, mujeres, hombres, periodistas, personas no afines a la cultura dominante, políticos, secuestros de militantes de ONG, turistas, viajeros y atentados terroristas contra intereses públicos. 

Las imposiciones del primer mundo –por así llamarlo-, la globalización cultural, la aculturación forzada y no espontánea, el control económico y la imperialización de recursos -como el petróleo- ha desestabilizado el ya frágil equilibrio entre culturas y la aparición de las guerras, justificando así cualquier método de exterminación del contrario. “Unos” con el uso de la tecnología y el asesinato selectivo y los “otros” aplicando la forma más básica de asesinar. No nos damos cuenta, que mientras los países poderosos abren conflictos y siembran el odio por todo el planeta, mientras sus gobernantes permanecen bajo la protección, son las gentes inocentes las que pagan con el odio de "los otros" con ganas de venganza.

Esta es la conducta más básica y primitiva de los seres humanos, en referencia a sus pertenencias, cuando consideran que su identidad, etnia, raza o religión es atacada. Es cuando se invade su identidad, cuando los dominantes superan en fuerzas y medios al contrario, cuando estos están desesperados por vengarse, es  cuando aparece el escenario de guerra y venganza, cuando se llega a justificar que “los otros” se lo merecen porque "nosotros” ya lo hemos tenido que soportar.

Es difícil entender el por qué una etnia, religión o nación se dispone a matar, a no ser que se sienta amenazada, induciendo a las personas a adoptar una actitud intolerante, dominante, asesina y hasta suicida. Pero está claro que el odio, la venganza, la amenaza a la etnia contribuye a la adopción de conductas extremas en las que consideran lícito el asesinato. Entonces tenemos todos los componentes para que se active el genocidio, para exterminar al contrario, sin saber quien es, cuales son sus ideas, simplemente se aplica su exterminio por ser parte de “los otros” y no de “los nuestros”. 

Cabría que los que abren guerras en otros países, fueran responsables de las consecuencias que esto tiene para las gentes inocentes, tanto locales como foráneas, y que se ven inmersas en conflictos por el solo hecho de estar o pasar por ahí o de representar parte de "los otros"...

PD:

Máximo respeto por las víctimas y el rechazo absoluto a cualquier acto de violencia o terrorismo. 

 

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