Un rescate imposible...

El rescate de Oscar Pérez nos ha mantenido en vilo durante estos últimos largos y duros diez días en el Latok II.


Difícil decisión la tomada finalmente por los gestores del rescate de Oscar, pero quizás nos hemos creado unas falsas expectativas de la extremada complicación de un rescate en esa pared, con pocos medios y con alpinistas muy buenos pero poco aclimatados.


Ahora, quizás, es muy fácil hacer conjeturas y críticas de cómo podía haberse hecho todo. Si cabe hacer alguna, desde mi modesto punto de vista y sin ser conocedor con exactitud de los acontecimientos, es la lentitud, no la de los rescatadores y ni mucho menos la de los que se han dedicado de forma voluntaria y altruista a agilizar al máximo todas las gestiones, sino de que una vez se había decidido apoyar políticamente este rescate, no haber dado todo el apoyo logístico para minimizar el tiempo de respuesta.


Todos somos conocedores de la calidad y experiencia de los escaladores rescatadores que han abandonado sus trabajos, familias y hogares para intervenir en un rescate en el que prácticamente desconocían las dificultades a las que se iban a exponer, jugándose el físico de una forma ejemplar y totalmente humanitaria. Pero estos tuvieron que hacer el desplazamiento hasta Islamabad con un vuelo regular de una compañía aérea privada, pasando por todas las largas esperas en aeropuertos y enlaces de vuelos. Su salida fue el pasado martes pero no llegaron hasta el jueves a Islamabad.


Y aquí es donde yo me refiero a la lentitud... ¿Porqué el gobierno no puso a disposición de los alpinistas un vuelo militar directo con todo el material necesario para disminuir el largo y duro viaje a un solo día?


¿Para qué queremos esos mega presupuestos en defensa, metiéndonos en conflictos bélicos y justificándolos con ayudas humanitarias? Que mejor ayuda humanitaría que la empleada en el rescate de Oscar. La combinación de los rescatadores, alpinistas de élite, con nuestro cada vez menos prestigioso ejército habrían mejorado indudablemte la situación.


Hecha la crítica, viene la reflexión y es que como montañeros que somos debemos de aceptar las reglas del juego. El alpinismo es un bonito deporte, que llevado a su máximo exponente nos hace pasearnos por el filo de la navaja...La naturaleza es superior y ni los mejores medios tecnológicos, ni humanos, pueden cambiar nuestro destino.


Mi más sentido pésame para la familia y amigos.

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