Sicilia y el Etna





















Estos días atrás he pasado una semana de vacaciones por la fascinante isla de Sicilia. Sinceramente me ha sorprendido su espectacular paisaje, todavía bastante salvaje, donde las grandes infraestructuras turísticas aún no han hecho mella. Aún es posible encontrar rincones solitarios en playas y calas paradisíacas donde el agua es cristalina y abunda la fauna submarina. Pero también me ha sorprendido la dejadez de muchas zonas donde, creo, no se valora lo suficiente el valor natural del entorno. Restos de basuras y en ocasiones vertederos descontrolados que reflejan la poca importancia que le dan las administraciones a tan preciado paisaje.
El Etna. Como apasionado que soy a las montañas no podía pasar por Sicilia sin ascender a este volcán y es que el Etna es el volcán activo más alto de Europa. Con sus 3.342m de altura domina casi todo el este de la isla desde donde se pueden observar sus continuas fumarolas. Este gran coloso ha entrado recientemente en erupción y en el 2002, 2003 y 2007 ha dejado evidencia de su gran actividad llegando a verter cantidades indigentes de lava por sus laderas, destruyendo carreteras, casas y el antiguo refugio Torre del Filósofo a 3000 m
Para realizar la ascensión pernocté en la bonita ciudad de Catania, una de las más importantes de la isla junto a Palermo, en un bonito y recomendado B&B llamado Opera situado en el centro de la ciudad. La ubicación del hostal nos deja prácticamente orientados para seguir, durante una hora, la bien indicada carretera que nos situara en el refugio Sapienza a una altitud de 1910 m. Aquí dejaremos nuestro coche y tendremos 3 posibilidades para ascender al Etna. La primera y evidentemente más recomendable, subir caminando. La segunda pagar los escandalosos 27 euros para subir a un teleférico que nos dejará a unos 2500 m. Y la tercera contratar una excursión con guía que nos llevará en un autocar 4x4 hasta el refugio Torre del Filósofo por unos 52 euros, totalmente desaconsejada, bajo mi punto de vista, ha no ser que padezcamos alguna discapacidad física que nos impida caminar.
Ascender desde Sapienza hasta el final del teleférico me costo 33 minutos, caminando a buen ritmo por un pequeño sendero que zigzaguea por la ancha pista de esquí. Desde aquí al refugio Torre del Filósofo una hora más por la ancha pista que utilizan los autobuses. Es espantoso ver como te adelantan los autobuses cargados de turistas que serán descargados en el refugio con cara de asombro y sin haber saboreado una ascensión que podría ser una pasada si no estuviera invadida por semejantes máquinas. Cerca del nuevo refugio hay un pequeño cráter que junto al antiguo refugio enterrado por la lava, parecen ser las atracciones más visitadas por los turistas que acceden con el autocar. Una cuerda delimita lo que es la zona periférica de acceso al cráter y según la información de la guía y de los carteles prohíben la visita al cráter si no es con un guía autorizado. Me fije que la gente hacía caso omiso a las indicaciones y seguía pista arriba con la intención de ascender hasta el cráter, por lo que decidí imitarlos y acometer mi ascensión a lo más alto del Etna.
El camino hasta la cumbre se hace por una pista transitable por vehículos 4x4 que al final se convierte en un sendero empinado que accede al primer cráter en poco más de 40 minutos. Arriba el espectáculo está garantizado, pues las vistas son impresionantes y el volcán está realmente activo y emitiendo fumarolas con fuerte olor a azufre. Hay tres grandes cráteres y desde el borde se pude observar perfectamente el gran abismo que existe en su interior. Toda la montaña está caliente y por cualquier pequeña fisura aparecen fumarolas que dan la impresión de una olla a presión que en cualquier momento puede estallar. Para llegar a la misma cumbre, Xavi, mi compañero, y yo tuvimos que taparnos la boca con el jersey para así evitar el fuerte olor a azufre y que el humo amarillo pasara directamente a nuestros pulmones provocándonos dificultades para respirar.
Para la ascensión al volcán, no olvidar agua, chaqueta, gafas y protección solar. El calzado debe de ser el adecuado, es decir, botas o zapatillas de montaña, pues aunque el terreno no es muy accidentado la lava es muy agresiva. Tampoco descartar una mascarilla de esas que utilizamos para pintar si queremos llegar hasta la misma cumbre.

Comentaris

Entrades populars