Es uno de julio, son las nueve de la noche, comenzamos dos semanas de vacaciones y escaladas, y estamos vivaqueando junto al rio Ésera, próximos a la entrada al valle de Cregüeña. La noche es agradable y las 3 de la mañana llegan rápido. Con las mochilas preparadas, un pequeño desayuno y tiramos millas para llegar cuanto antes a la pared sur de las Maladetas o sur del pico Abadias. Dudamos de si coger o no unos crampones y finalmente echo a la mochila los de aluminio, que son ideales para aproximaciones cortas debido a su reducido peso. Con unos crampones y los palos de caminar, supongo que como mínimo podré montar una reunión para que Xavi y Antonio puedan llegar a la rimaya si encontramos mucha nieve... Ascendemos bajo la luz de los frontales por el estrecho sendero del principio del valle de Cregüeña, que más arriba se abre en un ancho valle. Esta parte del valle es fluvial, pero más arriba se puede observar su gran anchura que en su día había un gran glaciar. Se hace de ...
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